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viernes, 17 de abril de 2015

Mis cajitas and moi

Que la gente no es que esté muy aburrida, es que hace terapia de drogas mal. Las drogas son buenas, son las personas las que las hacen malas, eligiendo justo las que hacen daño.
Cajas de madera personalizadas: con papel, con tela, con dibujos a mano alzada, tribales, perlas, cristales, nácar... Me lo estoy viendo venir yo y el Diógenes ese de los Jones, me vi a juntar con tal marabunta de cajitas de las narices que me tendré que plantear dormir en una, ducharme en otra y buscar los cucos (Dios... la RAE no recoge cucos como Dícese de bragas de cuello werto según la awela de Lalena, no me lo puedo endecreer) en la más ventilada. El rugido de la marabunta de Heston y Parker se va a quedar kuki (esta tampoco está, korror, Mon Dieu!) al lado del de mi mare cuando vea tamaña colección de inutilidades. Eso sí, bellas y puras cuan... Me va a meter un desheredao en toa la crisma que voy a ver belleza en 8 dimensiones, fijo.
Pero es como el Diazepam, que relaja un montón, porque estoy desperdiciando el tiempo creando tonterías (las adictas al trabajo se relajan trabajando en tonterías, que no es una tontería, que no. Vale, triste, sí).
Que no es lo mismo desperdiciar el tiempo haciendo manualidades con la colección de la señorita Pepis Cajitas a Domicilio CEAC 100% que creando princesas del pueblo, botón TV ON, como hacen otros. Que sí, que os estoy criticando a todos aquellos que en vez de ver la tele (Mota, El Ministerio del Tiempo, Cámara Abierta...) se dedican a dar de comer con audiencia sostenida, por los siglos de los siglos amén, a seres que no aportan ni un sólo ápice positivo a sus vidas: personas incultas, ordinarias, sin valores, manipuladoras, mentirosas (no vale chiste fácil del Parlamento)... (¿A que es ambiguo? Qué mala soy...).
Que sí, que todos mentimos, que ya lo sé, pero algunas, por lo menos, podemos meter nuestras mentiras en cajas autotuneadas.